Páginas

jueves, 29 de abril de 2021

Superando barreras

En el aprendizaje de lenguas siempre influyen muchos factores externos que hacen de la experiencia algo enriquecedor o por el contrario, algo que nos cuesta, que se nos presenta difícil o imposible. Desde que tengo uso de razón, siempre he escuchado lo difícil que es el inglés y lo que nos cuesta aprenderlo y usarlo. No voy a negar que hay personas que tienen más facilidad que otras para los idiomas, eso es así de cierto. Pero creo que hay muchos factores que hacen que sea o no más fácil. Me gustaría hablar hoy de la barrera cultural que tenemos los españoles a la hora de hablar inglés.

Desde bien jovencita he tenido la suerte de viajar a varios países de habla inglesa y mi curiosidad e interés por las lenguas y culturas siempre me hacía observar mucho a los hablantes extranjeros. Una de las cosas que más me llamaba la atención era ver lo valientes y seguros que parecían hablando otras lenguas. Por ejemplo , si estaba en una ciudad inglesa y coincidía con italianos, portugueses o franceses, por ejemplo, me asombraba la manera que tenían de hablar inglés. Y con esto no me refiero a lo bien que lo hablaran porque obviamente cometían errores gramaticales y de pronunciación sino a la actitud que tenían a la hora de hablarlo. No les daba miedo. Se lanzaban a la conversación. Sin dudar, sin titubear. La necesidad que tenían de comunicarse era más grande que cualquier inseguridad que pudieran tener sobre sus conocimientos lingüísticos. Os podría decir que incluso podrían hablar peor que los españoles que por allí estaban. Pero ¿cuál era la diferencia? En ese mismo grupo de portugueses, italianos o franceses hablando inglés, el español permanecía callado, tímido, miedoso y vergonzoso a la hora hablar en inglés. Esta situación me la he encontrado siempre desde hace muchos años. Esa falta de valor del “español” a la hora de comunicarse. Esa barrera que a mi modo de ver es totalmente cultural aunque por suerte hay excepciones. Lo veo en viajes de ocio, en trabajo, en conferencias, en relaciones personales… Y es algo que a pesar de que me sorprende enormemente, lo voy asimilando porque es mi día a día.  

En las clases, me impacta ver cómo alumnos que son perfectamente capaces de comunicarse (con mejor o peor nivel) cuando van a hablar, se paran y dicen “es que no sé hablar o es que no puedo”. Alumnos con un muy buen nivel que viajan al extranjero o hacen alguna actividad en clase y se esconden para no tener que participar en inglés. Cuántas veces escucho en un año “es que me da vergüenza”. Gente con muchas herramientas para comunicarse no quiere comunicarse. Gente que oye a otros hablar inglés y se ríe porque le da risa ver lo capaces que son otros y lo incapaces que son ellos cuando no es así. El pensamiento de que lo van a hacer mal o de que no les van a entender les genera una barrera gigante que puede con la realidad. La realidad de que podrían hacerlo perfectamente bien.

¿Cómo podemos superar esto? Es complicado. Yo desde clase, siempre que veo esta actitud (prácticamente cada día) intento animarles para que hablen. A pesar de los errores tienen que lanzarse, tienen que hablar. Y cuando lo hacen les felicito resaltando lo bien que lo han hecho. Después ya corregimos los errores, pero siempre con la idea de “pulir” su mensaje, no de echarlo por tierra. Creo que, con esto, mis alumnos van adquiriendo seguridad a la hora de “lanzarse”. Sin embargo, esta soy yo en mi clase, en mi centro, en mi ciudad. Es decir, una pequeñita hormiga que puede contribuir hasta cierto punto, o al menos, así es como lo siento. Una vez “salen a la vida” vuelven a repetir patrones. Viajan y no se atreven a hablar. El sentido del ridículo les puede. Esto lleva a la conclusión de que aunque haya un factor personal es algo principalmente cultural; es algo que pasa particularmente en nuestro país. Desearía que copiaran de otras culturas esa valentía lingüística, como yo llamo a lo que los españoles no tenemos.

Siempre hablamos de por qué no sabemos inglés. Hay muchas razones por las que no sabemos. Pero ¿y si os dijera que a lo mejor sí que sabemos, pero no sabemos cómo superar esa barrera que nos impide mostrarlo?